Esos días de ayer
“La raza humana sólo tiene un arma realmente eficaz, y esa es la risa. En el momento en que surge, toda nuestra dureza se cae, todas nuestras irritaciones y resentimientos se escapan, y un espíritu soleado toma su lugar”
Mark Twain
Quiero que recuerden cuando éramos más felices, cuando no nos importaba nada. Nuestra única preocupación era divertirnos sin que nos regañara mamá o papá. Esa etapa donde nuestras divisas eran canicas, cartas de Yugi-oh o tazos; donde todas las tardes siempre reíamos, donde conocimos a nuestros primeros amigos, donde siempre te caías y no pensabas como amanecerás mañana; esa bella etapa de la vida, esa hermosa etapa se llama infancia. ¿Te acuerdas cuando jugabas al voto en la calle y siempre el más lento era el que las traía? ¿o a los colores, cuando el niño que más corría era el que los compraba? o imagínate cuánto pagaste por los daños que ocasionaste con tu balón y tus amigos. ¿Cuántos raspones te hiciste jugando y pasando muchas horas de diversión? La primera vez que te perdiste fue cuando tenías bicicleta y gracias a eso ahora es imposible que no sepas el camino a casa. ¿Te acuerdas cuando veías MTV y sonaba Blink182, Gorillaz, Daft Punk, Linkin Park? Cuando bailábamos la mayonesa; cuando aún no sabíamos lo malo que era el Canal de las Estrellas y cuando vimos a la mayoría de las artistas infantiles antes de que se corrompieran. ¿O alguien puede jurarme que sabía que Lindsay Lohan no tenía una gemela? ¿alguien se acuerda de sus primeras pesadillas? Si, voy a hablar de un best seller de Stephen King, dirigida por Tommy Lee Wallace: Sí hermanos, hablo de Pennywise. Alguien dígame que después de verla se duchan igual, es como ese miedo cuando se te cae el jabón, ese miedito de voltear a ver la coladera y que ese escalofrío recorra tu cuerpo. ¿Se acuerdan cuando todos queríamos ser extremos como los Rocket Powers? Y acuérdate que si llegabas temprano a la escuela te ponías a jugar y a la hora de entrar al salón, olvídate de ir pulcro. ¿Te acuerdas de cuando te mandaban a la tienda y nunca llegabas a casa con el cambio exacto porque te ganaba la tentación de los dulces? ¿o cuando pedias a tu mamá dinero para ir a las maquinitas y “echar la reta” en KOF? No había más noticiero para nosotros que 31 minutos. ¿Te acuerdas que te sentías Ricky ricón cuando te daban 20 pesos para gastar en la tiendita de la escuela? Ahora díganme, ¿qué compran con 20 pesos? Hermanos, espero haberles hecho pasar un buen rato.
“Cuando crecemos no nos hacemos adultos, nos adulteramos.”
Tortell Portrona